Orgulloso de ser español

El día que ningún español podrá olvidar, un partido de fútbol que hizo unir a todo un país independientemente de ideales políticos, del equipo al que apoyasen y de rencillas personales.

El 11 de julio de 2010 a las 20:30 en Johannesburgo, contra Holanda, empezaba la primera final mundial que nuestra selección jugaba. España llegó a la final ganando todos los partidos por la miníma pero dejando un juego que deleitaba al mundo repleto de pases, movimientos, asociaciones mágicas que realizaban nuestros jugones Xavi, Iniesta, Xabi Alonso y Sergio Busquets, con un Villa desatado y un Casillas decisivo nos plantabamos en la final dejando atrás a Portugal, Alemania y Paraguay. En cambio, nuestro rival, Holanda, se plantó en la final con un juego más rancio pero más goleador dejando por el camino a Brasil, Eslovaquia y a una Uruguay muy seria.

Desde que empezó el partido se vio de que pasta estaba hecho cada equipo, España salió a lo suyo, a tener la pelota, presionar alto, jugar y no dejar que jugase Holanda, sin embargo, Holanda salió a no jugar pero a que tampoco jugase España, con un recital de patadas que desquiciaron hasta al indesquiciable Andrés Iniesta. El árbitro, Howard Webb, permitió patadas que rozaban el kunfú como la de Nigel De Jong a Xabi Alonso que impactó con todo el pie en el pecho del mediocentro del Real Madrid.

A pesar de todo, España siguió a lo suyo. Casillas fue decisivo con una histórica parada a Robben y ya en la prórroga, Andrés Iniesta hizo temblar a todo el país con una semi-volea que qudará en el recuerdo de todos los españoles, un gol mágico en el minuto 116 que nos hizo ser, nada más y nada menos que, campeones del mundo.



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